Me siento contenta de la Semana Santa que he vivido, he atravesado momentos muy difíciles desde que he comenzado la Cuarezma, y eso me ha parecido bien porque yo quise ofrecer sacrificios - y de verdad que así ha sido, he sacrificado mi comportamiento -. Viví un Víacrucis más de sacrificio porque estube por Muy Muy y quería rendirme de rodillas en cada estación, y así fué, y es tremendamente diferente cómo se siente el sacrificio, cuanto siento que valio la pena... qué bonito sería que todos estuvieramos dispuestos cada día a ofrecerle sacrificios a Dios y seguir su voluntad en lugar de la nuestra, todos descubriríamos las maravillas que conjuga ese comportamiento - rendirse a la voluntad del Padre -, que se hace para nuestra felicidad, es solo para eso... porque nuestra felicidad la encontraremos en un camino largo, lleno de veredas, pero al que llegaremos fuertes luego de tantas caídas, golpes, humillaciones, y muchos otros sacrificios solo con la ayuda de Dios nuestro Padre.
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