jueves, 3 de julio de 2008

Golpe demoledor a las FARC


El Gobierno colombiano le propinó a la guerrilla de las FARC uno de los golpes más duros, con el rescate sanos y salvos de quince secuestrados, entre ellos Ingrid Betancourt y tres estadounidenses, las cartas más valiosas que tenían en su poder para una negociación. El Ejército, sin disparar un tiro, y con estrategias casi inocentes, logró infiltrar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y liberar el miércoles a la ex candidata presidencial colombiano-francesa, a los tres contratistas del Departamento de Estado de Estados Unidos y a once suboficiales de la Policía y el Ejército. Los norteamericanos son Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves.
La ex candidata presidencial Betancourt, los estadounidenses y los otros rehenes que estaban en manos de las FARC, llegaron triunfalmente ayer a una base militar tras un audaz operativo militar.
Con su largo cabello recogido en trenzas y usando un sombrero y chaleco camuflado, pantalón negro y botas pantaneras de hule, la ex candidata presidencial bajó del avión en la base militar de Catam, en Bogotá, dejando atrás seis años y cinco meses de cautiverio en la selva a manos de las FARC.
Al llegar, Betancourt se fundió en un largo beso con Yolanda Pulecio, su madre, y posteriormente con su esposo Juan Carlos Lecompte. Betancourt fue la primera en asomarse a la escalera del avión presidencial que la condujo desde las selvas del Guaviare (sureste) a la base militar de Catam en Bogotá, tras ser rescatada junto a los demás.
Detrás de ella bajaron once militares y policías, algunos de los cuales llevaban más de 10 años secuestrados, que primero avanzaron abrazados y luego todos se arrodillaron a rezar.
“La operación fue absolutamente impecable”, contó Betancourt en sus primeras declaraciones públicas, en las que agradeció a Dios y a los soldados.
Agradeció al presidente Uribe, al ex presidente francés Jacques Chirac, al actual mandatario Nicolas Sarkozy y a los franceses, por su apoyo y solidaridad y pidió seguir luchando por la libertad de otros rehenes que continúan en poder de las FARC.
El Gobierno del presidente Uribe convenció con esta operación a muchos escépticos y detractores de su política de “seguridad democrática” y se anotó un éxito que obligará a las FARC a replantear muchas cosas.
“Una vez más, hacemos un llamado a los nuevos cabecillas de las FARC para que depongan las armas, para que no se hagan matar ni sacrifiquen a sus hombres, para que se desmovilicen”, subrayó el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, al dar un parte de victoria. La operación fue “algo realmente de película. Fue un rescate de película”, dijo.
Pero además fue “sin un solo disparo, ni un solo tiro”, dijo por su parte el comandante de las fuerzas militares, general Freddy Padilla.
Betancourt fue secuestrada el 23 de febrero del 2002 cuando era candidata presidencial. En la pasada Navidad cumplió 46 años de edad.
Los tres contratistas estadounidenses, Keith Stansell, Marc Gonsalves y Tom Howes, capturados por las FARC en febrero del 2003 cuando el pequeño avión en que realizaban labores de monitoreo cayó en una región selvática colombiana, volaban anoche hacia el centro médico Brooke del Ejército estadounidense, en San Antonio, Texas.
Melanie y Lorenzo, los hijos de Betancourt, y su hermana Astrid, viajaban anoche desde París en un avión de la Presidencia francesa. Desde la capital francesa, el hijo de Betancourt dijo que el rescate de su madre es la “noticia más hermosa de mi vida”.
Lorenzo Delloye-Betancourt dijo a radio France-Info que estaba “verdaderamente sorprendido y feliz”, aunque esperaba más información.
Luego dijo a la radio colombiana RCN que viajaría “muy pronto” a Colombia y, dirigiéndose a su madre, expresó: “Mamita bella, si tú me oyes, te quiero decir que te amo con toda mi alma y que muy muy pronto vamos a estar juntos”.
ELLA RELATA SU RESCATE
Betancourt contó a los medios cómo transcurrió el rescate. Este es el relato:
“Yo le debo mucho a los medios de comunicación, si no hubiera sido por ustedes probablemente no estuviera viva”.
“Esta mañana, a las 5 a.m., oí a mi mamá que iba a tomar avión a Francia, oí a mi hija Melanie que iba a la China, a (su primer esposo) Fabrice diciendo que había foto mía en una Cumbre en Montblanc, en Francia... Pensé: bueno, de pronto no hay nada, de pronto esta vez no es para mí”.
“Después nos hicieron empacar los equipos, estuvimos esperando todo el día, no sabíamos qué, y una hora antes el comandante Asprilla me habló y dijo que todos íbamos a subir a un helicóptero pero con un jefe o un mando. Le pregunto que si (Alfonso) Cano o (el Mono) Jojoy (altos jefes de las FARC) y me dijo que probablemente a otro sitio, para un lugar de cautiverio donde estuviéramos mejor, y se me rompió el corazón”.
“Oímos los helicópteros y miré para arriba, al cielo, y pensé: que curioso, porque por primera vez... cada vez que los oigo se me acelera el pulso y tenía que recoger el equipo”.
“Nos hicieron cruzar el río, llegamos a un sitio, todos con un guardia guerrillero armado al lado. La guerrillera que me tocó a mí era tosca: apúrese, ándele, en fin, como siempre”.
“Llegaron los helicópteros y salieron personajes, personajes surrealistas... señores vestidos con logos que los certificaba ser delegados de no sé qué cosa. Miraba y pensaba: y éstos ... qué comitiva internacional... será que nos van a poner de payasos en otro nuevo circo. Yo no quiero prestarme para esto”.
“Hablaron con los mandos, los comandantes Enrique y César. Miré más de cerca y tenían camisetas del Che Guevara y pensé, esto es de las FARC, no es de salud, no es nada”.
“Después nos dijeron que teníamos que subir esposados y eso fue muy humillante, y los muchachos que están conmigo, mis compañeros de infortunio, militares y policías, mi familia que me ha acompañado estos siete años y a quienes tanto les debo, en especial a William Pérez que fue mi enfermero cuando estuve muy mal de salud”.
“Cuando nos embarcamos muy frustrados porque nos pusieron esas esposas y no quería hablar con esas personas, querían ayudarnos con el equipo y no dejaba, estábamos muy molestos... Quisieron que nos pusiéramos chaquetas blancas porque dizque íbamos a clima frío”.
“Cerraron las puertas del helicóptero, y de pronto vi al comandante que por cuatro años estuvo al mando de nosotros, que tantas veces fue cruel, humillante y déspota. Lo vi en el suelo, en pelota, los ojos vendados, no crean que sentí felicidad sino que lástima, pero le di gracias a Dios que estaba con personas que respetan la vida de los demás aun cuando son enemigos, y el jefe de la operación dijo: ‘Somos del Ejército Nacional y están en libertad’. El helicóptero casi se cae porque todos saltamos, gritamos, lloramos y no lo podíamos creer”.
“Esto es un orgullo para todos nosotros colombianos, no hay antecedentes históricos de un rescate tan perfecto. En Israel quizás pueden asemejarse al golpe que se dio hoy”.
“No sé si Cano o Jojoy sepan de lo que sucedió, pero lo que les puedo decir es que la gente que quedó allá, los guerrilleros que eran nuestros guardias, los dejamos vivos, espero que sigan así y espero no sean sujetos a ajusticiamiento por lo que sucedió. El operativo fue perfecto”.
“Que este instante de felicidad no nos haga olvidar que otros murieron”, dijo.

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